lunes, 24 de septiembre de 2012

MATAR LA CREATIVIDAD


La creatividad, madre de la innovación, es una cualidad escasa que se apoya en el lóbulo derecho del cerebro, donde están la intuición, el arte y la inspiración. Sin embargo, los creativos tienen que luchar permanentemente con los pragmáticos, los "lógicos", los que tienen la experiencia. Estas son algunas de las frases que se oyen cuando los creativos disparan su chispa.

"No sueñes".
"Ni lo sueñes".
"No tenemos tiempo".
"El costo es muy alto".
"No es problema suyo".
"Es demasiado trabajo".
"¡Oh no, esa idea otra vez, no!"
"El argumento es válido, pero..."
"Buena idea, pero no es factible".
"Deja de volar por las nubes y baja a la tierra".
"La gerencia va a tener problemas con esto".
"Por el momento, dejemos esa idea de lado".
"Están acostumbrados a otra cosa".
"¿De dónde sacaste semejante idea?"
"Exigiría un esfuerzo muy grande".
"Hasta ahora nos ha ido bien sin eso".
"Siempre lo hemos hecho así''.
"Se adelanta a su tiempo".
"No fue presupuestado".
"Es demasiado radical".
"Quédese en su lugar".
Se reirán de nosotros".
"No muevan el bote".
"No van a aceptarlo".
"No se ha hecho nunca".
"No va a funcionar".
¡Otra vez los jóvenes!
"No es rentable".

MI MEJOR AMIGO


Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y discutieron agriamente.

Uno de ellos le dio una bofetada al otro. Este, ofendido, escribió en la arena:

"Hoy mi mejor amigo me dio una bofetada".

Continuaron su camino y llegaron a un oasis, donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado se estaba ahogando, y el otro acudió en su rescate. Al recuperarse, tomó un cincel y escribió en una piedra:

"Hoy mi mejor amigo me salvó la vida".

Intrigado, aquel le preguntó:
-¿Por qué después de que te lastimé escribiste en la arena, y ahora escribes en piedra?

-Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribirlo en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargará de borrarlo. Cuando nos pasa algo grandioso, debemos grabarlo en la piedra del corazón, de donde ningún viento podrá hacerlo desaparecer.

¿POR QUE GRITAN LAS PERSONAS?



Un día Meher Baba preguntó a sus mandalies lo siguiente:

¿por qué las personas se gritan cuando están enojadas?

Los hombres pensaron unos momentos:
porque perdemos la calma <dijo uno>, por eso gritamos.
Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? preguntó Meher Baba;
¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado? Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía a Meher Baba.
Finalmente él explicó:
Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán q gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego Meher Baba preguntó:
¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?
Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente… ¿Por qué? Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. Meher Baba continuó: -Cuando se enamoran aún más ¿Qué sucede? No hablan, sólo susurran y se acercan más en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo.
Así es ¡cuán cerca están dos personas cuando se aman!
Luego Meher Baba dijo:
Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.

QUEMAR LAS NAVES


Alrededor del año 335 a.c, al llegar a la costa de Fenicia, Alejandro Magno debió enfrentar una de sus más grandes batallas. Al desembarcar comprendió que los soldados enemigos superaban tres veces el tamaño de su gran ejército. Sus hombres estaban atemorizados y no encontraban motivación para enfrentar la lucha: habían perdido la fe y se daban por derrotados. El temor había acabado con aquellos guerreros invencibles.
Cuando Alejandro hubo desembarcado sus tropas en la costa enemiga, dio la orden de que fueran quemadas todas las naves. Mientras los barcos se consumían en llamas y se hundían en el mar, reunió a sus hombres y les dijo:

"Observen cómo se queman los barcos. Esta es la única razón por la que debemos vencer, ya que si no ganamos, no podremos volver a nuestros hogares y ninguno de nosotros podrá reunirse con su familia nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos. Debemos salir victoriosos en esta batalla, pues sólo hay un camino de vuelta, y es por mar. Caballeros, cuando regresemos a casa, lo haremos de la única forma posible: en los barcos de nuestros enemigos".

El ejército de Alejandro venció en aquella batalla, y regresó a su tierra a bordo de las naves conquistadas.

Los mejores hombres no son aquellos que han esperado las oportunidades, sino los que las han buscado y aprovechado a tiempo, los que las han asediado, los que las han conquistado.

QUIÉN ME NECESITA?


Recibí una llamada telefónica de un buen amigo, que me alegró mucho. Lo primero que me preguntó fue:

-¿Cómo estás?
Sin saber por qué, le contesté:
-Muy solo.
-¿Quieres que hablemos?
Le respondí que si y añadió:
-¿Quieres que vaya a tu casa?

Dije que si. Colgamos el teléfono y en menos de quince minutos estaba tocando a mi puerta. Yo hablé por horas de todo: mi trabajo, mi familia, mi novia, mis deudas; él, atento siempre, me escuchó. En esas se nos hizo de día. Yo estaba agotado mentalmente; me había hecho mucho bien su compañía y sobre todo que me escuchara, me apoyara y me hiciera ver mis errores. Cuando él notó que ya me encontraba mejor, me dijo:
-Bueno, me voy, tengo que trabajar.

Sorprendido, le dije:
-¿Por qué no me habías dicho que tenías que ir a trabajar? Mira la hora que es, no dormiste nada te quité toda la noche.
Él sonrió y me dijo:
-No hay problema, para eso estamos los amigos.
Yo me sentía cada vez más feliz y orgulloso de tener un amigo así. Lo acompañé a la puerta de mi casa y cuando caminaba hacia su automóvil le grité desde lejos:
-Y a todo esto, ¿por qué llamaste anoche tan tarde?

Regresó y me dijo en voz baja:
-Quería darte una noticia.
-¿Qué pasó? -le pregunté.
-Fui al doctor y me dijo que estoy gravemente enfermo.
Yo me quedé mudo. Él sonrió de nuevo y agregó:
-Ya hablaremos de eso. Que tengas un buen día.

Pasó un largo rato hasta que pude asimilar la situación, y me pregunté una y otra vez: ¿por qué cuando me pregunto cómo estaba me olvidé de él y sólo hablé de Mí? ¿Cómo tuvo la fuerza para sonreírme, darme ánimos y decir me todo lo que me dijo? Esto es increíble.

Desde entonces mi vida ha cambiado: ahora soy menos dramático con mis problemas y disfruto más de las cosas buenas. Ahora aprovecho más el tiempo con la gente que quiero.

El que no vive para servir no sirve para vivir. La vida es como una escalera: si uno mira hacia arriba, siempre será el último de la fila, pero si mira hacia abajo ve que hay mucha gente que quisiera estar en su lugar. Deténgase a escuchar y a ayudar a sus amigos ellos lo necesitan.